domingo, 5 de enero de 2014

El Waaagh de Skarsnik (Relato clásico, parte uno)


Tras el colapso del Imperio Enano hace casi tres mil quinientos años la fortaleza de Karak Ocho Picos yace en ruinas. Sus profundas cavernas y túneles fueron tomados por la fuerza por Goblins Nocturnos y Skavens. Aún más profundo se arrastraban horrores sin nombre hacia las viejas minas de los enanos y se asentaron en sus profundidades, hace mucho abandonadas. Tras unos pocos años de la caída de Karak Ocho Picos los goblins nocturnos se han asentado perpetuamente en sus ruinas y dividido en múltiples tribus repartidas por todas las montañas colindantes y los túneles que hay bajo ellas.


Aunque los enanos han intentado retomar Karak Ocho Picos en numerosas ocasiones, no tuvieron éxito hasta el año 2470 según el calendario Imperial, cuando el Rey Belegar consiguió establecer un punto de acceso fortificado en la antigua ciudadela. A pesar de que los enanos fueron forzados a vivir un estado constante de asedio, se las arreglaron para expulsar gradualmente a los goblins nocturnos y a otras maléficas criaturas en los niveles superiores. Hoy Belegar y los suyos aún viven en las ruinas de Karak Ocho Picos, y esperan recuperar todo el reino de sus ancestros algún día.

Los enanos de Belegar se enfrentan constantemente a los asaltos de las tribus de goblins nocturnos que viven rodeando los ocho picos del antiguo reino de los enanos. La más poderosa de esas tribus es la Luna Torcida, la cual está liderada por Skarsnik. Skarsnik es un líder astuto y observador que ha crecido para comprender la mente de los enanos. Cuando llegó Belegar él vio a los enanos reconstruir su ciudadela pero no los atacó desde el principio. En vez de eso esperó, atacó a los rezagados que se aventuraban a salir fuera de los muros y entonces los cazó uno por uno, capturándoles con vida si era posible para poder torturarlos durante días a la distancia suficiente para que pudieran escucharlos desde los muros de la ciudadela.



Skarsnik ha logrado amasar durante años una extensa colección de frondosas barbas, las cuales están clavadas en estacas por toda la ladera de la montaña. Durante el día los enanos se ven obligados a ver cómo el número de barbas en estacas aumenta día tras día, mientras que por las noches los atronadores tambores de guerra de los goblins nocturnos y los gritos de sus congéneres cautivos perturban su sueño. La fama de Skarsnik ha ido creciendo entre las otras tribus y a día de hoy todos los goblins nocturnos de Karak Ocho Picos, además de muchas otras, le rinden pleitesía como su indiscutible señor.

Hace aproximadamente cuarenta años antes del día de hoy, Belegar intentó romper el cerrojo con la ayuda del norte. Los enanos enviaron mensajes a la capital enana de Karaz A Karak en las Montañas del Fin del mundo, explicándoles que los goblins nocturnos los habían obligado a vivir como presos recluidos en su propia ciudadela y si no obtenían refuerzos era solo cuestión de tiempo que los enanos fuesen derrotados. Duregar, un pariente de Belegar de Karaz A Karak, dispuso inmediatamente un ejército y partió por el sur hacia el flanco oeste de las montañas.



A esas alturas la horda de Skarsnik había grecido hasta convertirse en un inmenso Waaagh!. Las fuerzas del señor de la guerra de los goblins nocturnos estaban batallando contra cada enano y orco con el que se encontraban entre la Montaña del Trueno en la zona norte y la Montaña del Fuego al sur. Varias tribus de orcos de las Tierras Baldías se unieron al Waaagh!. Incluso Barak Varr, la Fortaleza Marítima de los enanos en el Golfo Negro estaba siendo atacada. Mientras los enanos de Karaz A Karak marchaban hacia el sur vieron enormes columnas de humo que se alzaban frente a ellos. Llegaron mensajeros desde Barak Varr, con noticias de que los Orcos del Colmillo Rojo liderados por Gorfang Rotgut estaban avanzando peligrosamente hacia Karaz A Karak desde el oeste. Fue en este punto en el que Duregar tomó una importante decisión. En lugar de adentrarse hacia Karak Ocho Picos por el oeste, cruzarían las Montañas del Fin del Mundo y se dirigiría por el sur hacia para adentrarse en Karak Ocho Picos por la puerta este, la cual esperaba que estuviera menos asediada. Con el sol descendiendo desde lo alto del cielo y el humo de la Montaña del Trueno ondeando en el horizonte, el ejército enano acampó a la entrada del Paso del Perro Loco.


Al día siguiente de que los enanos se adentraran en el Paso del Perro Loco se dieron cuenta de que era notablemente peligroso. Sus empinadas laderas están atestadas de fortificaciones goblin y por sus rocosas pendientes hay multitud de cuevas y túneles poblados por malvadas criaturas. Duregar puso sus esperanzas en la determinación de los enanos para mantener el ejército a salvo. Mientras los enanos se adentraban en la boca del paso fueron atacados por un enorme ejército de orcos y goblins, el cual aparentemente había estado esperando para atacarlos por detras una vez se hubiesen movido hacia el sur. Los enanos soportaron una fuerte presión al principio, pero eventualmente lograron hacer huir a los orcos con la ayuda de sus formidables cañones. Esta batalla llegó a ser conocida más adelante como la Batalla de las Fauces, un nombre muy adecuado si se considera la manera en la que los orcos atacaron a los enanos cerrándose sobre ellos como si fueran las propias mandíbulas del Perro Loco.

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